domingo, 5 de febrero de 2012

ENTER THE VOID (2009)

Enter the Void, Gaspar Noé



Allá por el año 2002 Gaspar Noé realizó una película que, a pesar de tener poco que contar, consiguió sorprender por la forma en que estaba contada: Irreversible, una propuesta violenta y radical que horrorizó a unos y fascinó a otros, no dejando indiferente a nadie. Hacer una película que empieza por el final y acaba por el principio y que a medio camino nos deleita con una de las violaciones más largas, desagradables y reales de la historia del cine, viene a demostrar lo mucho que le gusta a Gaspar provocar y que se hable de el (brindo por ello!).


7 años después el provocador vuelve a la carga con Enter the Void...y de qué manera! Si algo tienen en común las 2 películas es la obsesión por romper con las reglas del cine tradicional, contando historias simplonas que, a priori, poco podrían interesar, pero de una manera extrema y contundente.
Quien se atreva a ver esta película debe prepararse para uno de los viajes más psicodélicos y alucinados que se puedan vivir en una pantalla... 2 horas y media de imágenes, colores y formas imposibles en un Tokio tremendamente sórdido y cool. Sexo, drogas y muerte se unen para dar lugar a uno de los mayores "tripis" cinematográficos de la historia.


No esperéis un guion lleno de recovecos y giros inesperados, esa no es la idea. De hecho durante los primeros minutos uno de los personajes le cuenta al protagonista una historia que resume todo lo que vamos a ver después. Así que simplemente meteros en la piel de Óscar y alucinad.... Esto no será difícil porque no habrá un momento en el que no veamos todo desde otra perspectiva que no sea la de Óscar, la cámara subjetiva llevada al extremo (la escena en la que se mira en el espejo del baño es increíble).


Óscar, un camello-yonki que vive en Tokio con su hermana, muere a la media hora de comenzar la película. Su alma deja el cuerpo y, fiel a su promesa de no abandonar a su hermana, se pasa las siguientes 2 horas recorriendo sin ningún orden ni concierto diferentes épocas y lugares con un único fin que no desvelaré aquí, obviamente.
Un aspecto básico y fundamental, sin el que la película se quedaría en nada, es el visual. La fotografía, los escenarios, los movimientos de cámara....todo cuidado hasta el más mínimo detalle.

El viaje es largo y por momentos puede llegar a cansar y saturar, pero vale la pena tener un poco de paciencia...no se ve cine así todos los días.

8/10