martes, 15 de mayo de 2012

PONTYPOLL (2008)

Pontypool, Bruce McDonald




 Desde Canadá nos llega una nueva película de zombies que intenta alejarse del argumento de siempre, lo cual ya le da una serie de puntos. Y aunque no es la película de zombies definitiva, si que es un soplo de aire fresco a un subgénero que pide a gritos un descanso.


Con un comienzo de los más convencional, en el que un virus mortal infecta a la pequeña ciudad de Ontario, el director prefiere alejarse de persecuciones, canibalismos y efectismos ya conocidos, y opta por centrarse en la tensión psicológica que viven 3 personajes en un espacio cerrado, de una manera similar a lo que hizo Shyamalan en Señales. Durante practicamente toda la película estamos aislados en una radio local y solo nos enteramos de los terribles acontecimientos sucedidos, a través de la radio. Como espectadores, comprendemos a la perfección las reacciones y sensaciones de los protagonistas, ya que vemos exactamente lo mismo que ellos, nada. Cuando, ya avanzada la película, comenzamos a entender lo que está pasando fuera, alucinamos con la delirante y curiosa explicación que dan a esta nueva plaga zombie (que no desvelaré aquí, obviamente).


A algunos les parecerá un argumento que roza el absurdo y que no todo vale para intentar ser original. Además, el tempo narrativo puede verse perjudicado por la falta de acción como tal y el exceso de diálogos. Sin embargo, a un servidor, la historia le hace gracia y esa incertidumbre y tensión por "no saber ni ver" le hace que aumente el interés por llegar al desenlace. Cuando llega ese esperado climax, como no podía ser de otra manera, se diluye moderadamente esa tensión acumulada, sin llegar a estropear el conjunto. Por el camino hemos dejado una de las secuencias más desconcertantes e incómodas del cine de terror reciente, que tiene como protagonista al personaje más joven (solo por este momento, vale la pena ver la película).
Algunas situaciones un tanto "frikis"vividas por los personajes, aportan el punto simpático de la función.


Pontypoll no pretende ser una película de zombies al uso y, aunque se basa en esquemas argumentales ya conocidos, consigue en parte su cometido, gracias a su diferente tratamiento del ritmo, a un ambiente malsano realmente conseguido y a un guion que debió ser concebido bajos los efectos de una buena marihuana.

7/10

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